Por Manpower
Santo Domingo, RD. 10 de Mayo de 2,010.- En la actual transición a la que asistimos, de la era industrial a la del conocimiento, la definición certera de objetivos para los colaboradores en sus distintos niveles jerárquicos es un aspecto fundamental de competitividad y sobrevivencia empresarial.
Transitamos de una forma de organización del trabajo basada en el control, lo que se conoce como Taylorismo, a una en la que la delegación de poder se convierte en el engranaje fundamental de los procesos tanto operativos como administrativos de las empresas. La llamada era del trabajador del conocimiento.
Querámoslo o no, actualmente no basta con que el trabajador desempeñe sin mayor razonamiento las funciones que le son asignadas. Para ser competitivas, las empresas en nuestros días requieren de trabajadores integrales que participen en el proceso productivo teniendo muy claros sus objetivos e involucrándose completamente en sus tareas.
Muy probablemente pronto veremos generalizado el esquema de Trabajo Orientado por Resultados, un esquema en el que los trabajadores son responsables del tiempo que emplean para realizar sus tareas, con el compromiso de cumplir con los resultados que se espera de su trabajo. Hoy en día esto se está dando poco a poco dentro de las organizaciones y aún nos desempeñamos con el modelo de dirección por objetivos.
Los especialistas de la gestión empresarial ven en los objetivos los cimientos de la planificación, porque estos marcan el rumbo de todas las decisiones de la administración y forman los criterios frente a los cuales es posible medir los logros reales.
Coloquialmente podríamos decir que un objetivo es un deseo cuantificable con fecha de caducidad; por eso, sean individuales, departamentales, gerenciales, etc., los objetivos deben ser expresados como resultados finales de un conjunto y no como tareas o actividades aisladas.
Aunque parece sencilla, la tarea de definir objetivos tiene sus secretos, el principal es que los objetivos de los empleados han de ser compatibles con los de cada nivel subsecuente, así como con los de la organización en general, para que todas las acciones estén en concordancia con un objetivo en común.
Según los expertos hay algunos elementos fundamentales que debemos contemplar en la definición exitosa de objetivos:
1. Identificar las tareas laborales clave del empleado, tomando como fuente de información la descripción de su puesto;
2. Establecer metas cuantificables y con temporalidad definida de manera realista, con la participación del empleado. En este sentido, es importante destacar que una forma segura de ir al fracaso es definir objetivos de manera unilateral, ya que está demostrado que los empleados se comprometen con los objetivos sólo cuando participan en su establecimiento.
3. Cuando hay varios objetivos es importante marcar el orden de prioridad de los mismos, toda vez éste alienta al empleado a actuar y esforzarse en cada uno de ellos de acuerdo con su importancia.
4. Incluya mecanismos de retroalimentación para evaluar el avance. Recuerde que la retroalimentación permite a los empleados saber si su cantidad de esfuerzo es suficiente para alcanzar la meta.
5. Vincule las recompensas a los logros. Nada mejor que el reconocimiento a nuestro esfuerzo.
Definir y concertar adecuadamente los objetivos permite que los empleados entiendan claramente lo que están tratando de conseguir y lo que la empresa y los supervisores esperan lograr en conjunto con ellos. Así, se ha comprobado que objetivos bien definidos pueden detonar lo mejor de los colaboradores y contribuir a que identifiquen sus potencialidades y aprendan a utilizarlas en beneficio propio y de la organización. Objetivos bien definidos mejoran las relaciones entre mandos y colaboradores.
En camino a la era del conocimiento, una manera de liberar las fuerzas y talentos naturales de su personal es delegar lo más posible y la mejor forma de hacerlo es con base en objetivos adecuadamente definidos.
Recuerde que los empleados comprometidos son más productivos, más innovadores y más responsables y estos son los empleados que requieren las empresas para competir en este siglo XXI.
Santo Domingo, RD. 10 de Mayo de 2,010.- En la actual transición a la que asistimos, de la era industrial a la del conocimiento, la definición certera de objetivos para los colaboradores en sus distintos niveles jerárquicos es un aspecto fundamental de competitividad y sobrevivencia empresarial.
Transitamos de una forma de organización del trabajo basada en el control, lo que se conoce como Taylorismo, a una en la que la delegación de poder se convierte en el engranaje fundamental de los procesos tanto operativos como administrativos de las empresas. La llamada era del trabajador del conocimiento.
Querámoslo o no, actualmente no basta con que el trabajador desempeñe sin mayor razonamiento las funciones que le son asignadas. Para ser competitivas, las empresas en nuestros días requieren de trabajadores integrales que participen en el proceso productivo teniendo muy claros sus objetivos e involucrándose completamente en sus tareas.
Muy probablemente pronto veremos generalizado el esquema de Trabajo Orientado por Resultados, un esquema en el que los trabajadores son responsables del tiempo que emplean para realizar sus tareas, con el compromiso de cumplir con los resultados que se espera de su trabajo. Hoy en día esto se está dando poco a poco dentro de las organizaciones y aún nos desempeñamos con el modelo de dirección por objetivos.
Los especialistas de la gestión empresarial ven en los objetivos los cimientos de la planificación, porque estos marcan el rumbo de todas las decisiones de la administración y forman los criterios frente a los cuales es posible medir los logros reales.
Coloquialmente podríamos decir que un objetivo es un deseo cuantificable con fecha de caducidad; por eso, sean individuales, departamentales, gerenciales, etc., los objetivos deben ser expresados como resultados finales de un conjunto y no como tareas o actividades aisladas.
Aunque parece sencilla, la tarea de definir objetivos tiene sus secretos, el principal es que los objetivos de los empleados han de ser compatibles con los de cada nivel subsecuente, así como con los de la organización en general, para que todas las acciones estén en concordancia con un objetivo en común.
Según los expertos hay algunos elementos fundamentales que debemos contemplar en la definición exitosa de objetivos:
1. Identificar las tareas laborales clave del empleado, tomando como fuente de información la descripción de su puesto;
2. Establecer metas cuantificables y con temporalidad definida de manera realista, con la participación del empleado. En este sentido, es importante destacar que una forma segura de ir al fracaso es definir objetivos de manera unilateral, ya que está demostrado que los empleados se comprometen con los objetivos sólo cuando participan en su establecimiento.
3. Cuando hay varios objetivos es importante marcar el orden de prioridad de los mismos, toda vez éste alienta al empleado a actuar y esforzarse en cada uno de ellos de acuerdo con su importancia.
4. Incluya mecanismos de retroalimentación para evaluar el avance. Recuerde que la retroalimentación permite a los empleados saber si su cantidad de esfuerzo es suficiente para alcanzar la meta.
5. Vincule las recompensas a los logros. Nada mejor que el reconocimiento a nuestro esfuerzo.
Definir y concertar adecuadamente los objetivos permite que los empleados entiendan claramente lo que están tratando de conseguir y lo que la empresa y los supervisores esperan lograr en conjunto con ellos. Así, se ha comprobado que objetivos bien definidos pueden detonar lo mejor de los colaboradores y contribuir a que identifiquen sus potencialidades y aprendan a utilizarlas en beneficio propio y de la organización. Objetivos bien definidos mejoran las relaciones entre mandos y colaboradores.
En camino a la era del conocimiento, una manera de liberar las fuerzas y talentos naturales de su personal es delegar lo más posible y la mejor forma de hacerlo es con base en objetivos adecuadamente definidos.
Recuerde que los empleados comprometidos son más productivos, más innovadores y más responsables y estos son los empleados que requieren las empresas para competir en este siglo XXI.
0 comentarios:
Publicar un comentario