Ingenieros e investigadores japoneses han logrado avanzar en una nueva tecnología de televisión en 3D, que logra superar varias de las limitaciones históricas de este sistema.
Por ejemplo, el nuevo enfoque libera al televidente del uso de gafas, brinda una mayor flexibilidad en la visualización e incrementa la calidad de las imágenes. Esto podría marcar el inicio de una nueva etapa en cuanto al uso de la tecnología 3D en el ámbito televisivo.
Muchos críticos de las visualizaciones en 3D han indicado que esta tecnología solamente sería una moda pasajera.
Sin embargo, si los ingenieros lograran superar los escollos que presentan actualmente los sistemas 3D, esta tecnología podría convertirse en un producto habitual en todos los hogares.
En ese camino han avanzado los ingenieros japoneses de las empresas NHK y JVC, desarrollando un sistema integral de TV en 3D basado en una técnica que utiliza a la fotografía como basamento.
Empleando una gran cantidad de lentes y un elevado número de píxeles, el método logra transformar simples fotografías en vídeo en 3D.
Existe una amplia variedad de tecnologías para crear imágenes 3D en una pantalla, y cada una de ellas tiene sus propias ventajas y desventajas.
Este enfoque de los especialistas japoneses, uno de los más avanzados hasta hoy en varias cuestiones, mereció la publicación de un artículo científico en el medio especializado Journal of Display Technology, como así también una nota en el portal Physorg.com.
Este sistema integral de TV en 3D se ha desarrollado y mejorado en los últimos años. Uno de sus principales avances es que al basarse en un conjunto de lentes grandes (400 en dirección horizontal y 250 en dirección vertical), no requiere que los espectadores utilicen gafas, además de ofrecer una mayor flexibilidad de visualización.
Según los responsables de este nuevo enfoque, su mayor ventaja es que está especialmente pensado para sistemas de difusión masiva, permitiendo a los espectadores disfrutar de imágenes en 3D en movimiento, desde cualquier posición y en tiempo real. Para lograr esto es necesario un complejo mecanismo de lentes, cámaras y proyectores.
De esta manera, una gran variedad de lentes convexas se coloca delante de una cámara Super Hi-Vision, que registra la dirección e intensidad de la luz desde diferentes posiciones, para así lograr el efecto 3D. En tanto, para poder mostrar las imágenes al espectador, un proyector Super Hi-Vision emite las mismas en una pantalla de difusión, frente a la cual se ubican otras lentes convexas similares a las empleadas para tomar la luz.
En cuanto a las características de las imágenes 3D obtenidas, el sistema utiliza un total de 7.680 píxeles en dirección horizontal y 4.320 píxeles en dirección vertical. Con estos ajustes, los investigadores pueden garantizar un ángulo de visión de 24 grados y una frecuencia espacial que es 2,4 veces superior a la obtenida en sistemas previos.
A pesar del incremento logrado en la resolución de las imágenes creadas en 3D, los ingenieros creen que aún es posible optimizar este punto en mayor medida, avanzando en un futuro hacia una calidad de imagen mucho mayor. Para ello, se intentarán aplicar nuevas tecnologías que mejoren el ángulo de visión y la resolución de las imágenes.
Es así que uno de los mayores desafíos en la mejora de este sistema tiene que ver con la captura y visualización de una cantidad de información cada vez mayor. Para esto es necesario acortar la distancia entre el conjunto de lentes y la pantalla, y también reducir la inclinación de las lentes.
Todo esto implica el uso de un gran número de píxeles, algo básico para poder aspirar a la maximización del ángulo de visión y la resolución de la imagen. Asimismo, el mejoramiento de estas cuestiones estará directamente relacionado con el éxito social y masivo de la tecnología, teniendo en cuenta la calidad exigida por los consumidores actuales en estas cuestiones.
Por otro lado, el gran número de píxeles y lentes requeridos incrementa la complejidad de este sistema, como así también el presupuesto necesario para su desarrollo. Es así que resulta imprescindible optimizar estas dos condiciones para lograr que la nueva tecnología se pueda producir en masa y se convierta en un producto de consumo. (20 MINUTOS.ES)
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