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23 febrero 2007

La realidad de la música en línea

Luego que Apple demostrara en 2001 que el negocio de la música en línea legal es rentable ha habido una verdadera explosión de estos servicios, a la vez que han aparecido reproductores para los más variados gustos, aunque el rey indiscutible sigue siendo el iPod de Apple.

La aparición de estos servicios se remonta a 1999, cuando Napster inició intercambio gratuito de canciones en su website. La reacción de la industria de la música no se hizo esperar y en 2002 Napster se declaró en bancarrota, acontecimiento que marcó el inicio de una serie de acciones contra servicios similares basados en el sistema Peer to Peer (P2P), como Grokster, Morpheus y KaZaA. Napster retornó en octubre 2003, esta vez de manera legal, bajo el amparo de Roxio, que había comprado sus acciones.

La razón de ser de estos servicios es que para la mayoría de la gente no tiene sentido gastar dinero en un CD de música del que solo disfrutará dos o tres canciones. Un CD cuesta unos 15 dólares en Estados Unidos, aquí ronda los mil pesos, por eso cuando Apple empezó a ofrecer canciones a 99 centavos de dólar a través de su tienda iTunes ganó adeptos de inmediato, generando un liderazgo que mantiene hasta el día de hoy.

Sin embargo, los usuarios de tales servicios están menos que satisfechos con ciertas imposiciones de las disqueras que han acordado vender su música por esta vía. Para evitar violaciones de copyright, la mayoría de la música que se vende en línea está protegida por algo llamado “Manejo de Derechos Digitales” (DRM por sus siglas en inglés), una serie de restricciones que coartan seriamente la libertad de los compradores.

Los DRM, aplicados a través de programas, dan al vendedor de música la potestad para cambiar a su antojo las reglas del juego. Algunos DRM, como el aplicado por iTunes a través de Fairplay, son indulgentes en el sentido de que por 99 centavos de dólar se puede comprar una canción, grabarla en CDs, reproducirla en no más de cinco computadoras y transferirla no más de 7 veces a un reproductor iPod, sin costo adicional. Pero como Fairplay convierte las canciones disponibles en iTunes a AAC, un formato que solo funciona en los iPods, el cliente está amarrado a ambos elementos.

La incompatibilidad entre las distintas tiendas y reproductores es un serio problema que limita las opciones del cliente. Tan caliente está el tema que hace dos semanas Steve Jobs, presidente de Apple, abogó en carta abierta por la eliminación de los DRM para asegurar la libre competencia en el mercado. Por otra parte, algunos servicios y reproductores se han aliado en torno al DRM usado por Windows, dando como resultado la iniciativa “Windows Plays For Sure”, de la que no forman parte los reproductores Zune e iPod. En lo que se resuelve el caso, algunos servicios, como eMusic y Audio Lunchbox, ofrecen música libre de DRM.

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