Son la versión 2.0 de la manida frase "el perro se ha comido mis deberes". Pero más que una socorrida excusa, las pequeñas (y sin embargo fastidiosas) catástrofes tecnológicas caseras son bastante habituales. Como consecuencia de ellas, perdemos horas de trabajo, datos importantes y más a menudo de lo que desearíamos, la paciencia. Tome precauciones, no sea tan despistado y active las copias de seguridad automatizadas si no quiere que le pase.
01 "Un virus borró mi disco duro"
Búsquese otra, que lo del virus cada vez pasa menos. Los creadores de código malicioso saben que el mejor ataque es aquel que no se hace notar, el que les permite seguir cometiendo sus fechorías mientras el propietario del ordenador sigue trabajando como si no pasara nada. Roban datos personales, claves bancarias, esclavizan nuestro PC y lo utilizan para sus propios fines delictivos haciendo más lento el funcionamiento de la máquina. Pero la desaparición de datos es cada vez menos común.
02 "¿Dónde estará mi dichoso USB?"
Bendita miniaturización, cómo ha avanzado la tecnología, que pequeñitas son las tarjetas de memoria de la cámara de fotos y la llave USB que utilizas para llevar tus documentos de casa al trabajo... Y qué fácilmente se pierden. Vamos a tener que pedirle a los fabricantes que las equipen con un sistema como el de aquellos llaveros que pitaban cuando dabas cuatro palmas.
03 "Una trágica lección de magnetismo"
El móvil, las tarjetas de memoria, las de crédito y la del aparcamiento no forman una buena familia. Métalas muy juntitas en un bolso con las baterías de repuesto que siempre lleva consigo todo buen tecnóadicto, y puede que en alguno de estos dispositivos deje de funcionar. Pocas veces pasa, pero aunque sólo provoque un nuevo paseo hasta la garita del parking, molestar molesta.
04 "Le estaba dando a 'Guardar' y me quedé sin batería"
Si te pasa con el portátil el primer fastidio viene al tener que ponerte a buscar un enchufe libre, encontrar el cargador y reiniciar el sistema. El segundo se te echa encima al descubrir que el último backup de tu precioso texto se realizó dos horas antes de quedarte sin batería. Justo después te había llegado la inspiración. Más duele perder esa fotografía soñada cuando la cámara se apaga sin avisar (o sin que hayas prestado atención a la alerta).
06 "Elija el programa que desea usar para abrir..."
Dos días descargando esa película (libre de derechos, por supuesto) para luego hacer doble clic en el fichero y descubrir que tu sistema operativo no sabe con qué aplicación debe abrirla. Y qué decir de ese documento de texto imprescindible que te envían por correo electrónico y que está guardado con la reciente, reluciente y última versión del procesador... incompatible con las anteriores. Codecs que faltan, conversores que no dan el resultado necesario. Situaciones de esas en las que uno se convierte en defensor acérrimo de los estándares.
07 "Error, justo en el sector que necesitaba"
¿A ti también te vendieron que los discos compactos eran mucho más resistentes que los vinilos? La experiencia te habrá demostrado que un poquito a lo mejor, pero rayarse, se rayan. Esa motita de polvo que se cuela entre el CD y la caja (o los otros discos que amontonas en la mesa) y que traza una fina línea, casi inapreciable, que afecta justo al sector de datos que necesitas. Ve pensando en las copias de seguridad por duplicado.
08 "Horror, he perdido el móvil"
...y con el media vida. El teléfono es el ordenador que más utilizamos y, probablemente, en el que guardamos la información personal más valiosa: nuestra agenda. Perder la red de contactos por pérdida del dispositivo o por rotura de la tarjeta SIM es una auténtica catástrofe. ¿Hemos dicho ya que hay que hacer copias de seguridad?
09 "RTFM"
Las catástrofes tecnológicas que acontecen por no leerse los manuales de los dispositivos que usamos son evitables. Si se cargó ese ratón inalámbrico tan moderno que acababa de comprar es porque le metió las pilas equivocadas. ¿Que no le avisaron? Los manuales están para leerlos. El consejo de los expertos es muy muy claro para quien sepa usar un traductor: ¡Read the fucking manual!.
El uso de plataformas web para todo tipo de servicios es cada vez más común. En lugar de utilizar un programa de correo electrónico instalado en nuestro ordenador recurrimos a una página web que proporciona el mismo servicio y tiene la ventaja de dar acceso a nuestro buzón desde cualquier parte. Editamos nuestro blog con el navegador y rellenamos formularios en internet para realizar todo tipo de compras. Trabajos que se perderán como lágrimas en la lluvia si, al pulsar sobre el botón guardar, tienes la desgracia de quedarte sin conexión. A veces pasa cuando estás elaborando una noticia. Mala suerte.
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