La tecnología 3-D no es nada nuevo. Hace ya más de un siglo que el hombre se esfuerza en crear sistemas capaces de producir imágenes que, a pesar de mostrarse en soportes planos, puedan percibirse como realidades tridimensionales.
La pintura y la fotografía siempre han recurrido a determinadas técnicas para transmitir la sensación de profundidad. Ahora, la evolución tecnológica posibilita la realización de efectos mucho más realistas.
Uno de los primeros intentos de mostrar imágenes 3-D lo encontramos en los estereogramas, un tipo de ilusión óptica descubierta por Charles Wheatstone en 1838 que muchos asociarán con los famosos libros del Ojo Mágico.
Para percibir la figura tridimensional hay que realizar un esfuerzo con los ojos, bien desenfocando la imagen, bien mirando al infinito, bien con otros métodos que no siempre funcionan ya que la percepción de estas imágenes depende de la condición visual de cada individuo. (Ver más)
La pintura y la fotografía siempre han recurrido a determinadas técnicas para transmitir la sensación de profundidad. Ahora, la evolución tecnológica posibilita la realización de efectos mucho más realistas.
Uno de los primeros intentos de mostrar imágenes 3-D lo encontramos en los estereogramas, un tipo de ilusión óptica descubierta por Charles Wheatstone en 1838 que muchos asociarán con los famosos libros del Ojo Mágico.
Para percibir la figura tridimensional hay que realizar un esfuerzo con los ojos, bien desenfocando la imagen, bien mirando al infinito, bien con otros métodos que no siempre funcionan ya que la percepción de estas imágenes depende de la condición visual de cada individuo. (Ver más)
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