Tuitear o escribir en el muro de Facebook de alguien en horas laborales es más peligroso de lo que parece. Y hacerlo en nuestra propia casa podría serlo también.
Los departamentos de recursos humanos de las empresas se frotan las manos con la tecnología de otras como la estadounidense Social Intelligence, que ofrecen un polémico servicio de monitorización para rastrear la actividad de sus empleados, incluso fuera del trabajo, además del de posibles candidatos a un puesto en la compañía.
Los parámetros o categorías por los que guía su búsqueda son algunos como "Bandas", "Drogas" o "Comportamiento potencialmente violento", que se rastrean en Facebook, Twitter, Flickr, YouTube, LinkedIn o blogs y con los que la compañía elabora un informa sobre el tú real en un par de días.
Los datos en los que basa sus perfiles son, en cualquier caso, los que ha hecho públicos su autor. (20 minutos.es)
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